viernes, 17 de agosto de 2012
Historia -triste- del primer faro de La Hormiga en 1869
Arturo Lenti, extraordinario
personaje, italiano, que acostumbra a pasar los inviernos en Cabo de Palos,
publicó en 1997 un libro,
"CABO
DE PALOS Mi Pueblo", que es una pequeña maravilla.
Nos ofrece su versión de
los inicios del asentamiento, 1873, que
según cuenta vinieron de la mar -Isla de Tabarca- y por mar, de lejos, con sus
barcos de vela y remos buscando un lugar al amparo de los malos tiempos.
Y cuando nos habla de los
faros, menciona que el primero que se construyó, el de La Hormiga, que quedó listo en 1862
y del que se dice que:
"el edificio había sido proyectado como si tuviera que
edificarse en tierra firme. De planta
cuadrada, nada que significase aerodinámicas superficies capaces de
penetrar la violencia de las olas...."
Y a continuación copia del
Derrotero General del Mediterráneo,
del año 1873 la descripción de la
destrucción por una tormenta de dicho faro.
Historia que se me quedó grabada -desconozco el motivo- y
siempre la recuerdo. En alguna ocasión, se la he contado a amigos del lugar, y
nadie parece conocer este desastre. Casi llegué a dudar de la veracidad del
relato.
Hace unos días, donde
suelo retirar la prensa a diario, vi este libro, y, solo con ver el título, se
sumó al paquete de periódicos.
J.J.Aniorte
García, Cartagenero del Año 2006 y Director de la Escuela de Turismo, nos comenta en el Prólogo:
"Curioso
lector, en el ojeo de esta líneas te vas a adentrar en los hechos destacados de
un lugar del que, hasta ahora, solo se mencionaba al relacionarlo con el
naufragio del Sirio y el arroz caldero, estoy refiriéndome a ese paraje
perteneciente a la Diputación del Rincón de San Ginés, conformado por Cabo de
Palos y su flecha, antaño arenosa, La Manga.
José Luís
recoge, alejándose de su línea habitual de investigación, los aconteceres
notables sucedidos en aquel singular paraje, desde los años posteriores a la
toma de Granada por los Reyes Católicos en el siglo XVI, su tránsito por los
siglos XVII, XVIII y XIX, centuria esta última, que marcaría la configuración
de aquel núcleo pesquero, y así hasta los recientes años 70 del siglo XX,
cuando el lugar amenazaba con dejar de ser el paraíso turístico motivo de su
promoción; y todo ello acompañado de curiosos gráficos y fotogramas,
circunstancia que viene a confirmarnos que una imagen dice más que mil palabras".
Y sí, es cierto, se me ha
ocurrido buscar en las fechas indicadas y ¡ahí
está!, la misma historia que leímos en el libro de Lenti, y desde la misma fuente, Derrotero General del Mediterráneo.
No me gustan las historias tristes ni dramáticas. Siempre me recreo en lo
positivo, interesante, misterioso si se quiere; pero, tanto en los guiones de
las películas como en los temas de las novelas, si adivino desastres
incontrolables o terroríficos, sin más, apago la pantalla o cierro el libro.
En este caso, sin embargo,
algo me fuerza a intentar divulgar esta historia, ya que no se me
olvida y con frecuencia se me imagina
una tormenta como la del relato.
Archivo
Histórico de la Armada de Cartagena.
Derrotero
General del Mediterráneo,
Año
1873,
págs. 32-33
"Un
temporal debido también a grandes contrastes de viento, ha ocurrido en 1869 en
las costas de Valencia, Alicante y Murcia. En los días 30 y 31 de Octubre y 1 y
2 de Noviembre, mientras dentro del golfo de León reinaba NO, soplaba N.E. en
el canal de las Baleares, con la singularidad de dejar franca la costa de
Cataluña y de recabar dentro del golfo de Valencia con mucha fuerza del E.N.E.
y con mayor energía sobre los cabos de S. Antonio y de Palos.
Del 30 al 31
adquirió el viento gran violencia y el 1 de Noviembre era ya un verdadero huracán
entre Cabo de Palos y el Cabo de
Gata, mientras que al oeste de este último solo se tenía mar muy gruesa, y
copiosos aguaceros. Los desastres que produjo se sintieron desde Valencia para
el O. y mayores sobre el Cabo de Palos y sus inmediaciones. Sobre el Cabo de
Palos fue tal la violencia del viento, que encrespó las olas hasta hacerlas
salvar, no solo la Hormiga Grande que está elevada 12,5 metros, sino también la
torre del faro que se alza 25 metros sobre el nivel natural del mar,
destruyendo la casa de los torreros y llevándose con ella casi toda la familia
de empleados".
La descripción de esta
tragedia del mar fue cogida por el Ayudante de la Capitanía del Puerto de
Cartagena D. Francisco de Paula Moreno, directamente del torrero principal,
único superviviente con su hijo pequeño, que puso a salvo teniéndolo en sus
brazos.
"Reinaba
viento frescachón del N.E. con gruesa marejada, y al mediodía del 31 los golpes
de mar alcanzaban al emplazamiento de la casa de los torreros. Durante la tarde
tuvieron estos que cerrar las puertas y ventanas, porque las aguas invadían por
ellas la casa, en términos que tener que atrancarlas. Un golpe de mar abrió nuevamente
la puerta, que volvieron a apuntalar, pero otro más poderoso derribó puertas y
ventanas, y en esta situación angustiosas les sorprendió la noche. Refugiose la
familia, el torrero, su mujer, cuatro niños y el auxiliar en la habitación del
torrero principal; oyeron crujir los muros del edificio y evacuando aquella
habitación se trasladaron a las inmediatas. Durante la noche un golpe de mar se
llevó el ángulo N.E. del edificio que poco antes habían abandonado. Visto que
las olas amenazaban también la torre, subieron los dos torreros a ella con
objeto de asegurar el aparato; por si alguna rompía los cristales de la
linterna; y tal como temieron sucedió, pues un rompiente desfondó un cristal y
apagó la luz, situada a 25 metros sobre el nivel del mar.
En tan
apresuradas circunstancias, y con un celo y abnegación digno del mayor encomio,
desmontaron el aparato de iluminación y lo colocaron en el suelo de la cámara,
para evitar que se lo llevara el mar. El agua que entraba por la linterna,
apagó también la luz de servicio de la escalera, y la torre y la casa quedaron
en la más completa oscuridad. Temiendo los torreros algún desastre en la
familia, se bajaron, y con la claridad de los relámpagos fueron a coger los
niños, pasando, como se comprende, una noche terrible, viendo desaparecer por
instantes la casa. En tan crítica situración amaneció el 1 de noviembre, y a
las 5,30 de la mañana ya no quedaba más que el muro de S.O., detrás del cual se
refugiaron.
Poco
después, aquellos desgraciados rodaban al abismo, empujados por las olas; La
providencia quiso salvar, sin embargo, dos vidas, y dejó preservados entre dos
sillares, al torrero principal y a un niño que tenía en sus brazos. Refugiose
en seguida en la torre, herido y estropeado en donde permaneció en tan
lastimoso estado, hasta el día 4 al mediodía, en que la mar permitió la llegada
del bote de transporte de víveres, que los recogió y trasladó, casi exánimes,
al faro de Cabo de Palos, donde fueron socorridos por los empleados".
Faro
de las islas Hormigas en Cabo de Palos
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Brutal esta historia.. mi bisabuelo fue la criatura de dos años que sobrevivió en brazos del farero tras aquel fatídico episodio. Acabo de visitar el lugar y leer este escrito me pone los pelos de punta. Gracias por el aporte.
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